Escribo esto unos días antes de sacar a la luz los tres cursos online de tintes naturales que llevo meses gestando y produciendo. Aún con todo este tiempo de preparación, cada día le doy vueltas a cosas que hubiera podido explicar mejor o más a fondo, o cosas que me parecen tan básicas que quizás he dado por sentado que todas las que hagáis los cursos ya sabéis. Pero pensando en qué sabía y qué no sabía yo cuando me introduje en este mundo, he recordado que todo me sonaba a chino y no tenía ni idea de nada, sólo que podía sacar color de una planta y usarlo para teñir ropa.
He hecho un ejercicio de revisión de contenido para sacar tres cosas básicas con las que he tenido problemas durante mi práctica por desconocimiento. Así que para facilitar vuestro camino por el mundo de los tintes naturales creo necesario hablaros en detalle de tres elementos básicos del proceso.
La práctica de los tintes naturales es pura química. Mediante el calor y un entorno acuoso extraemos las moléculas de color de una planta y las traspasamos a un tejido préviamente mordentado para hacer que las fibras naturales se vuelvan compatibles y receptoras de esas moléculas de color. Tenemos que tener en cuenta todos los materiales que usamos en cada paso del proceso para tener control sobre las reacciones que se dan. Por eso es muy importante hablar de los tejidos, los utensilios que usamos para teñir y el agua.
Evidentemente, también está un último elemento, el más importante, que son las plantas, pero esto lo dejamos para un próximo artículo porque se merecen un apartado entero. Aunque si necesitáis un poco de inspiración para saber cuales podéis usar para empezar, podéis echar un vistazo al apartado de tintes naturales de la web, dónde hay una lista de las que más uso yo.

LOS TEJIDOS
Cuando empecé a experimentar con los tintes naturales no tenía ni idea de tejidos. Y eso es un handicap porqué los tintes naturales están pensados básicamente para teñir tejido (aunque también se pueden teñir otros materiales como la madera o el papel) así que hay que tener claras un par de cosas.
Empecemos por dividir los tejidos en dos tipos: los sintéticos y los naturales.
Los tejidos sintéticos son aquellos que han sido totalmente producidos por el hombre. Es decir que tanto la materia prima como la formación del filamento (las fibras que se convertirán en hilo) se han hecho de forma artificial y a partir de productos derivados del petróleo. Los ejemplos más conocidos de tejidos sintéticos son el poliéster y el nylon pero hay muchos más.
Lo más básico que tenemos que saber sobre los tejidos sintéticos es que no son aptos para usar con los tintes naturales, así que ya podemos tacharlos de nuestra lista de materiales. Aún así, os animo a investigar sobre ellos ya que son alrededor del 60% de la ropa que se produce en el mundo y que lo poluye, tanto por los procesos que se llevan a cabo durante su producción como por la cantidad ingente de microplásticos que liberan en el medio ambiente cuando la usamos y lavamos. Estar informados sobre estas cosas nos da poder para consumir de forma consciente y responsable.
La otra familia de tejidos son los tejidos naturales, aquellos que provienen de una fuente natural, los que nos convienen para teñir con tintes naturales. ¡Ojo! Aunque éstos sean mucho más sostenibles que los sintéticos, su producción en masa también tiene un impacto ambiental, ya sea por la cantidad de agua que se necesita para su cultivo o su transformación, por el desgaste del suelo en según qué cultivos, por el uso de pesticidas para asegurar la cosecha, etc. Así que recordemos que lo más sostenible de todo es reducir nuestro consumo! Pero volviendo al tema que nos ocupa, a los tejidos naturales también los vamos a diferenciar en dos grupos: los celulósicos y los proteicos.
Los tejidos celulósicos se obtienen con fibras de orígen vegetal. Los más comunes son el algodón, que se produce con las fibras de la flor de algodón, el lino o el cáñamo, que se producen con los tallos de estas plantas.
Los tejidos proteicos son los que se obtienen de animales. Por un lado tenemos la lana que puede ser de oveja, de alpaca, de cashmere, de yak, etc.; y por el otro la seda, que la producen ciertos tipos de gusano al formar sus capullos para metamorfosearse.
La diferencia entre estos dos tipos de fibras es que las proteicas contienen proteína animal y las celulósicas no. Y esta pequeña diferencia hace que tengamos que darles un tratamiento distinto tanto a la hora de mordentarlas (prepararlas para recibir y fijar el color natural) como a la hora de teñirlas.
Las técnicas que explico en los tres cursos online se refieren a la tintura de fibras celulósicas. Así que si pensais en usar lana o seda tened en cuenta que el procedimiento será distinto.

Los utensilios
Algo tan simple como la olla que usamos para preparar nuestro baño de tinte y teñir la ropa va a tener un impacto sobre todo el proceso de tintura. Pués si, y es que como hemos visto, el proceso de tintura es un proceso químico y esto implica que todos los elementos que entran en juego, lo pueden afectar.
Así que, en cuanto a las ollas que uséis para hacer la extracción de colorante y para teñir, os recomiendo que sean de acero inoxidable. Es un material que se mantendrá neutro durante el proceso y no afectará al color.
Usad ollas de hierro o cobre sólo si queréis oscurecer los colores porqué, como veréis en el curso “Tintes Naturales”, hay ciertos materiales que actúan como modificadores del color y estos lo son (las sales de cobre no las uso, y deberían dejar de usarse porqué son muy contaminantes. Pero que sepáis que si usáis utensilios de cobre, actuarán como modificadores).
Por otro lado, las ollas de aluminio pueden ser ventajosas en la mayoría de procesos ya que el principal mordiente, el alumbre, es un derivado del aluminio, así que su efecto no será adverso. Pero en casos puntuales como la tintura con índigo (que no tratamos en estos cursos, pero para que lo sepáis) un recipiente de aluminio puede hacer que la tina de color se estropee del todo. Así que – ¡otra cosa importante! – no demos por sentado que algo que nos sirve en un proceso, nos servirá en todos.
Una pregunta que recibo a menudo sobre los utensilios en general es si se pueden usar los que tenemos en la cocina y luego seguir usándolos para cocinar. Evidentemente lo ideal es tener utensilios para cada cosa però si practicáis la tintura puntualmente, no lo tendréis todo por duplicado.
En mi caso, la verdad es que, hasta que no tuve un taller, trabajé casi dos años en casa y usé todos los utensilios que tenía en la cocina. ¡Y estoy viva! Así que, puesto que en las técnicas que os explico, no usamos ningún material tóxico*, podemos usar las ollas, batidora, cuencos que tengamos en casa y lavarlos bien a fondo cuando hayamos acabado. La única cosa que quizás no mezclaría son las cucharas de madera que, al ser un material poroso, sí que podrían absorber la sales minerales.
Pensad en las veces que habéis usado un plato para mezclar pinturas. Al terminar de pintar lo habéis lavado con jabón y, ¡listo!
*Sólo quiero puntualizar que, que los materiales no sean tóxicos no significa que se puedan ingerir (¡no lo hagáis!), simplemente no son dañinos para el medio ambiente en las cantidades que usamos y por lo tanto no son peligrosos para nosotros, repito, si no los ingerimos.
El agua
El último elemento del que vamos a hablar hoy es el agua. No podía ser de otra forma ya que es en el agua dónde maceramos y hervimos las plantas tintoreras, donde el colorante se desprende de su orígen y queda en suspensión. El agua es el medio donde introduciremos nuestro tejido blanco para que se encuentre con el color y se impregne de él. Así que, por supuesto, el agua es una parte importante en todo el proceso.
Según la zona geográfica donde nos encontremos, el agua tendrá una composición u otra y contendrá unos minerales u otros. Hay aguas calcáreas, aguas ferrosas, aguas muy tratadas con mucha carga de cloro, etc. y todo esto tendrá un efecto sobre el color. Para que veáis la importancia de esto, los tintoreros más puristas trabajan con agua que recogen de la lluvia. Así se aseguran que es una agua sin impurezas y con un pH regular.
Os cuento mi caso. Mi taller es una construcción muy antigua, típica del Pirineo, en un pequeño casco antiguo. Nunca se ha reformado así que no tengo servicios (luz sí, pero ni agua ni baño). Pero justo delante de la puerta hay una fuente con agua no tratada que baja directo de la montaña y desde que trabajo aquí, uso el agua de la fuente tanto para teñir como para enjuagar y lavar la ropa.
Cuando empecé a teñir con taninos (un tipo de colorante) como las pieles y hueso del aguacate, los colores que obtenía eran distintas tonalidades de grises. No entendía porqué, porqué por todas partes leía lo bonito que era el tono rosado que daba esta planta. Hasta que en una formación a la que asistí, mi maestro, riéndose, comentó que cómo esperaba la gente obtener ciertos colores de los taninos si no les aplicaban un baño basificador (por ejemplo agua con cal) después de teñir. Se me encendió la lucecita al instante porque realicé que aquí el agua no tiene nada de cal (nunca en la vida he necesitado un antical en el lavavajillas!). Así que a la vuelta, recuperé trozos de tejido grises que había teñido con aguacate y los puse en agua con cal. ¡Fué mágico, una reacción instantánea! Al contacto con la cal, el gris se transformó en rosa.
Si os soy sincera, no he dejado de usar el agua de la fuente para trabajar porque es la que tengo más a mano. Pero he ajustado todos mis procesos de tintura a este hecho y, si puedo, recojo agua con garrafas en sitios donde el agua es calcárea.
Os recomiendo investigar un poco sobre qué tipo de agua tenéis para que no os llevéis sorpresas como esta al trabajar. Siempre hay una solución que os permita adaptaros a vuestro medio pero para eso tenéis que saber cual es. Una cosa que podéis hacer es comprobar el pH del agua que usáis y ver si lo tenéis que rectificar. O si os animáis, sacad unos cubos a la calle cuando llueva y aprovechad este recurso que nos cae del cielo.
Dicho todo esto, espero que disfrutéis de vuestra experiencia con los tintes naturales. Y espero haberos dado alguna herramienta más para facilitar vuestra experimentación y descubierta de este mundo tan increíble!
¡Un saludo!
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